Donde estamos



Solemos navegar por todo el pantano, desde la presa hasta mas allá del puente de Cespedosa, pero siempre salimos desde Aldeavieja de Tormes.

Embalse de Santa Teresa





1 comentario:

  1. Navegar en el pantano.

    El pantano de Santa Teresa tiene unas características muy aprovechables, para la navegación: Una longitud de 25 km medidos por el antiguo cauce del río desde el Vado de Santibañez hasta la presa. De estos 25 km se pueden navegar a vela, a partir del puente de Cespedosa, 18 (más de 9 millas y media). Siendo posible recorrerlos, con el máximo nivel de embalse, en solo tres tramos rectos, realizando una distancia de 8 millas. Y en cuanto a su anchura, en la zona de Salvatierra-Isla Conejos, cabría un círculo de una milla náutica de diámetro.

    Pero a parte de las dimensiones, creo que suficientes para disfrutar navegando, el navegar en él tiene un encanto especial.

    Podría pensarse que navegar en el pantano es solo un recurso menor por no tener cerca el mar. Evidentemente si estuviésemos en la costa, tendríamos otro medio distinto para navegar, un viento más estable, la grandiosidad del mar... Algunos hemos probado estas sensaciones, pero cuando volvemos a nuestro entorno nos sentimos acogidos, nos sentimos bien, es una parte de nuestra tierra; campo, encinares, las sierras de Bejar y Gredos en la cabecera, si se sabe apreciar es espectacular, aunque muchas veces no nos demos cuenta.

    Cuando el pantano está lleno, normalmente en primavera, con las sierras nevadas y el campo en su máximo esplendor, es cuando más se disfruta. Si además nos encontramos con un buen día de viento, un día de NE o SW, vientos que entran muy bien en la zona de Salvatierra, podemos tener unas sensaciones intensas de navegación.

    En verano el agua disminuye día a día como si de una larga marea se tratase, aun así el “charco de Salvatierra” mantiene unas dimensiones muy aceptables . Como contraste, en otras zonas, el pantano se estrecha y zigzaguea, brindándonos la posibilidad de avanzar por un río sin corriente, con curvas, con cabos que hay que esquivar, con vaguadas por las que se encauza el viento, cambiando de dirección e intensidad, obligándonos a permanecer muy atentos, enseñándonos a navegar con vientos difíciles que nada tienen que ver con los que nos encontramos en el mar y aumentando la incertidumbre en regata. Aquí más que en el mar hay que saber ver los roles, las rachas, hay que “visualizar” las corrientes de aire que entran en la lámina de agua condicionadas por el relieve de las orillas y mezclándose luego “pantano adentro”. En definitiva, todo un arte.

    Ánimo con el blog, estamos a pocos días de la primavera y con muchas ganas de navegar.

    Nos vemos en el agua.

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